Muchos de los hombres que Dios escogió para hacer un trabajo para Él, tuvieron que pasar por un desierto.
Yo creo que todos los verdaderos discípulos de Cristo, experimentan etapas secas en diferentes tiempos de su vida. A veces nos sentimos abandonados y nos parece que Dios está muy lejos de nosotros. Aún Jesús, el Hijo unigénito de Dios, sintió la ausencia de Su Padre, cuando clamó a gran voz, “Padre, ¿por qué me has abandonado?”
Es necesario que pasemos por el desierto para poder crecer espiritualmente, porque de lo contrario no vamos a poder crecer como cristianos hijos de Dios.
En el desierto aprendemos a depender de Dios, aprendemos a orar sin cesar, aprendemos a tener fe, y a vivir una vida consagrada a Dios.
Esto lo digo con base propia, porque yo he tenido que pasar por un desierto, pero gracias a Dios que Su Espíritu Santo me llevó allí; pero también de allí me sacó en victoria.
Esto me ocurrió cuando sufrí un derrame cerebral y a los tres días el Señor me curó. Solo creí lo que Dice la Palabra de Dios en Isaías 53:4-5 y así fue, quedé totalmente sanado.
Y los médicos se quedaron sorprendidos, tanto así que me mandaron a realizar resonancia magnética para ver que había pasado, cuando la primera tomografía había detectado el sangrado y en la último resonancia no apareció nada malo en mi cerebro. La gloria sea para el Señor.
Créalo tú también y verás la gloria de Dios, como yo la vi.
La Biblia dice:
En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,.. 1 Pedro 1:6-7
Los cuarenta años que Israel pasó en el desierto no fue únicamente un castigo por aquellos que no creyeron; también fue una experiencia educacional para la nación de Israel. Si escudriñamos las paradas que ellos hicieron en el camino a Canaán, cada una tenía una lección por aprender. Si hacemos un análisis general de estas lecciones, tendremos un progreso de aprendizaje y preparación.
Y así aprenderemos para que cuando nos toque pasar por un desierto, podamos salir de allí con fe en el Señor, sabiendo que Él está con nosotros y nos va sacar del desierto en victoria.
En el desierto no te tienes que detener, tienes que avanzar con paso firme y decidido.
Veamos lo que le dijo Dios a Moisés cuando salieron de Egipto y eran perseguidos por Faraón y su ejército.
Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis.
Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.
Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.
Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. Éxodo 14:13-16
Vemos lo que dice la Palabra de Dios, respecto a los problemas en el desierto.
Lo que tenemos que hacer es marchar hacia adelante con determinación, sin quedarnos paralizados esperando a que el enemigo nos alcance.
El Apóstol Pablo dijo: Filipenses 3:12-17
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.
Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.
Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.
¿Sobre qué fundamento esta basada su fe?
La Escritura dice que la fe viene por el oír, y que la palabra de Dios nos da ''oídos espirituales,'' permitiéndonos oír (Romanos 10:17). Bien, aquí está lo que la Biblia dice acerca de nuestras experiencias de desierto en nuestras vidas:
''No me anegue la corriente de las aguas, ni me trague el abismo…Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia…no escondas de tu siervo tu rostro, porque estoy angustiado''(Salmo 69:15-17). Claramente aguas de aflicción inundan la vida de los santos.
"Porque tu nos has probado oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata. Nos metiste en la red; pusiste sobre nuestros lomos pesada carga…pasamos por el fuego y por el agua.” (66:10-12).
¿Quién nos mete en la red de aflicción? Dios mismo lo hace.
"Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra…Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos." (Salmo 119:67,71). Este versículo lo pone perfectamente claro: Es bueno para nosotros, hasta nos bendice al ser afligidos.
Considera el testimonio del salmista:''Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis suplicas…Me rodearon ligaduras de muerte, me encontraron las angustias de Seol; angustia y dolor había yo hallado. Entonces invoqué el nombre de Jehová diciendo: Oh Jehová libra ahora mi alma.'' (Salmo 116:1-4). Este fue un siervo fiel que amó a Dios y tuvo una gran fe. Sin embargo, enfrentó dolores y penas, problemas y muerte.
Encontramos este tema a través de la Biblia. La Palabra de Dios declara fuertemente que el camino a la fe es a través de inundaciones e incendios: ''En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas.'' (Salmo 77:19). ''He aquí yo hago cosa nueva; pronto saldrá a la luz…abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” (Isaías 43:19). "Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegaran. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” (Isaías 43:2). "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas yo te ayudo.'' (Isaías 41:13).
también dice: No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10
Este ultimo versículo contiene una clave muy importante: En cada desierto que enfrentamos, nuestro Padre esta sosteniendo nuestra mano. Sin embargo, solo aquellos que van a través del desierto consiguen su mano confortadora. Él la extiende aquellos que están en medio de mares embravecidos y de ríos furiosos de problemas.
¿Que debemos hacer en medio del desierto?
Creer en la Palabra de Dios, que dice:
“Clama a mí y yo te responderé; y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” Jeremías 33:3
“Jehová, no retengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre. Sal:40:11
Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta.
¿Lo ha dicho Él, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá? Números 23:19
Busca cada día más y más la presencia de Dios. Ora y lea la Biblia. No deje de congregarse. Resista al diablo y él huirá de ti.
Debemos doblar rodillas y pedir perdón por ser siervos incrédulos y por lo tanto inútiles para el cumplimiento de los planes de Dios.
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